Cuando no apunta sus misiles (los digitales) a Corea del Norte, ya se ha vuelto habitual que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lance sus dardos a uno de sus blancos favoritos: México.
Los motivos son variables, ya sea por el muro que no quiere pagar, por una caravana de inmigrantes centroamericanos o porque, según el líder norteamericano, nuestro país se ha beneficiado multimillonariamente con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a costa de empobrecer a Estados Unidos.
Este texto pretende desmitificar algunas de las causas que, según él, tienen hundida a la industria de ese país.
Mito 1. EL TLCAN solo beneficia a México y daña a EU
Este acusación ha sido recurrente en el discurso de Donald Trump desde que era candidato a la Presidencia de Estados Unidos. Su principal argumento es el déficit comercial de Estados Unidos frente a México —de 132,000 millones de dólares (mdd) en 2017—.
Pero una revisión más profunda deja otras reflexiones. Así como la manufactura mexicana gana ocho de cada 10 dólares por exportar a Estados Unidos, también importa bienes intermedios y de capital provenientes de ese país por un valor cercano a 180,000 mdd. Es decir, 56% de las importaciones totales de este tipo de productos son de origen norteamericano, refieren datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
“México ya compra más productos de Estados Unidos que cualquier otra nación, con excepción de Canadá”, señala el instituto Woodrow Wilson Center, por lo que “México y Estados Unidos son compañeros en la industria manufacturera”.
Este centro sostiene que 40% del contenido total de las importaciones de Estados Unidos desde México en realidad se produce en ese país. Esto significa que cuarenta centavos de cada dólar gastado en importaciones de México regresa a Estados Unidos.
Mito 2. México es el culpable del desempleo estadounidense
Esta es una de las acusaciones preferidas de Trump y que fue uno de los pilares del éxito para ganar la Presidencia. Con base en datos de la organización civil estadounidense Public Citizen’s Global Trade Watch, el mandatario norteamericano aseguró en reiteradas ocasiones al TLCAN como responsable de la pérdida de 1 millón de puestos de trabajo netos en el sector manufacturero.
Pero basta echar una mirada a la revolución industrial conocida como 4.0 para entender que, en realidad, ha sido la tecnología quien ha eliminado o transformado la mano de obra como se conocía.
Por ejemplo, el Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés) pronostica que esta tendencia digital eliminará unos 7 millones de empleos en el mundo, pero que creará 2 millones de alta especialización.
Gary Hufbauer, exfuncionario del Tesoro estadounidense y académico, ha dicho públicamente que el desempleo ha sido consecuencia de una creciente automatización en las plantas norteamericanas, que han apostado por la inteligencia artificial y robots para sus procesos de ensamble.
“No va a suceder que los trabajos manufactureros regresen pese a lo que digan los políticos. No hay forma de que vuelvan”, ha sostenido Hufbauer.
Coincide Alexander Lin, economista de Bank of America: “También el libre comercio jugó su parte, pero fue una mayor participación de la tecnología en los trabajos manufactureros”.
3. La (barata) mano de obra mexicana tiene TODA la culpa.
En este punto, no solo Estados Unidos, sino también Canadá, han responsabilizado a México de impulsar su modelo de competitividad con el pago de bajos salarios a sus obreros, lo que ha propiciado el éxodo de sus empresas manufactureras, seducidas por un irrisorio costo de mano de obra en el país sureño.
En igualdad de condiciones, un trabajador altamente calificado recibe un ingreso anual de hasta 15,000 dólares en México, mientras que en Estados Unidos se pagan casi 50,000.
Así que a Canadá y Estados Unidos no les falta razón, pero no es el único factor que está en juego. En la última década, las empresas manufactureras han experimentado un cambio en los costos de producción, impulsado principalmente por una realineación en factores como la mano de obra, la digitalización de la economía, la innovación, los costos de insumos y logística, así como de energía, seguridad, financiamiento, normas ambientales, ciclo de vida del producto, factores gracias a los cuales
Estados Unidos logró mantener estables sus costos de manufactura, mientras que países como México, China y Canadá, entre otros, enfrentaron una escalada de los mismos, conforme a The Boston Consulting Group.
“EU se ha beneficiado de un crecimiento modesto en el salario que fue prácticamente compensado por un aumento en la productividad. Al mismo tiempo, la revolución de esquisto ha disminuido los precios del gas natural y eso ha ayudado a mantener estables los precios de la electricidad”, dice la consultora.
Es un hecho que, hoy en día, Estados Unidos es más competitivo para realizar operaciones de manufactura que hace 22 años, cuando entró en vigor el TLCAN.
En México, los inversionistas toman en cuenta el costo comparativamente bajo de la mano de obra y la cercanía con el mercado estadounidense, pero también deben incluir consideraciones que en el pasado eran minimizadas, como la obsolescencia tecnológica, el costo de la innovación y los riesgos productivos y de reputación de marca, factores que en Estados Unidos, por ejemplo, juegan a su favor.
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