Arquitectura con distancia social que une a las personas
A lo largo de la historia se puede comprobar como las pandemias modificaron la arquitectura, primero el diseño de las ciudades y luego de las viviendas. En esta ocasión no iba a ser menos y es que la Covid-19 ya advierte un nuevo escenario arquitectónico acorde a los cambios derivados del contexto.
Una encuesta realizada en abril, cuando el virus estaba llegando a su punto máximo en varias ciudades de Estados Unidos, encontró que el 39 por ciento de los habitantes urbanos consideraría mudarse “fuera de las zonas pobladas”.
Si bien la vida de baja densidad permite un mayor distanciamiento social, el diseño de muchos suburbios más nuevos puede crear una distancia demasiado grande, aislando a las personas en grandes lotes y vehículos privados.
En los últimos dos meses, unas 420,000 personas han abandonado la ciudad de Nueva York, impulsadas por el coronavirus para buscar situaciones de vida de baja densidad. Aunque es demasiado pronto para predecir cómo la crisis podría cambiar los patrones de vida de forma permanente, la actividad inmobiliaria residencial y comercial en los suburbios de algunas ciudades parece estar aumentando.
Los cambios en la vida laboral con un sistema del teletrabajo ya instalado definitivamente también implica que la residencia cerca del lugar físico del trabajo no sea un requerimiento. Por el contrario se buscará en el hogar habilitar un espacio especial para desempeñar con plenitud las tareas del trabajo.
“Por primera vez de manera bastante global estamos experimentando una nueva visión de nuestra esfera doméstica, que se ha tenido que volver nuestro gimnasio, la escuela de los niños, nuestro lugar de trabajo, nuestra área de reflexión y meditación, el espacio en el que tenemos que interactuar con los amigos…”, asegura el arquitecto David García, fundador de MAP Architects (Copenhague).
“Como estoy seguro de que estas epidemias van a volver de manera global, yo propongo que se debería reconsiderar cómo nuestro espacio doméstico puede ser flexible de manera que pueda acomodar estas necesidades que tenemos día a día”.
En estos momentos se necesita una gama de viviendas que divide la diferencia entre el núcleo urbano y la expansión suburbana, con el objetivo de dar espacio a los vecinos sin sacrificar la comunidad. “La combinación crucial de control y convivencia”, como dice el libro Happy City de Charles Montgomery, que nos permite “moderar nuestras interacciones con extraños sin tener que retirarse por completo”.
Es un modelo de siglos de antigüedad que podría ser adecuado para un nuevo mundo en el que el trabajo a domicilio, las familias no tradicionales y seis pies de espacio personal son la norma.
Según se inspiró el arquitecto Tom Dolan en clan italiano llamado Salemis que se construyó un complejo familiar en Oakland, California. Hoy este complejo residencial Hoy, el complejo es una comunidad bulliciosa que alberga a 12 personas de entre cero y 74 años en alegres casas de tablillas blancas bordeadas por un jardín comunitario que florece con vides de trompeta y frijoles trepadores.
Este complejo sirve de inspiración para un tipo de arquitectura que permite el distanciamiento social y al mismo tiempo une a los vecinos. Se fomentaba el tipo de interacción vecina vibrante que evita el aislamiento. El diseño del bloque estadounidense promedio, con entradas frontales alrededor del perímetro externo y patios privados cercados en el centro, se invirtió esencialmente aquí, donde los residentes generalmente ingresan a sus hogares a través del patio central comúnmente sostenido.
Información vía www.enpositivo.com
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