¿La arquitectura y el diseño cambiaran después del coronavirus?
Grandes impactos en la arquitectura a lo largo de la historia
La peste negra conocida hasta el momento como la pandemia más devastadora de la historia, llevándose consigo 200 millones de vidas, trajo consigo muchísimo cambios históricos. Luego de su aparición, la humanidad se vio inmersa en muchos cambios, como el que hicieron los renacentistas para dejar sepultadas poco a poco las corrientes medievales o los sistemas de producción que pasaron de un modelo feudal a uno capitalista. Lo cierto es que el mundo cambió completamente para no volver a ser el mismo tanto en la religión, en la arquitectura como en la cultura.
Como es de público conocimiento, el coronavirus está poniendo en jaque a las oficinas tradicionales. Incluso los espacios laborales estaban pasando por un punto de declive mucho antes de que el coronavirus irrumpiera en nuestra vida cotidiana. El teletrabajo, home office o el rediseño de lugares abiertos por otros más personales y cerrados eran impulsados a pequeña escala. La tecnología nos permitía limitar nuestro contacto social y a su vez ser más productivos desde nuestros hogares. Hoy al ser la única forma de poder seguir trabajando, si el trabajo virtual resulta exitoso, sin dudas modificará nuestros hábitos de trabajo sin lugar a dudas.
Este no será el único cambio al que tendremos que estar atentos. Pensemos en los espacios públicos o masivos que tendrán que adaptarse para limitar el contacto físico y poder minimizar el contagio. Aquellas actividades que fueron monitoreadas por personas en algún momento serán reemplazadas por la tecnología. Imaginemos a aquellas personas que nos abrían las puertas y/o ascensores. Tranquilamente pueden ser remplazadas por aplicaciones de voz que nos permitan limitar el contacto físico.
Grandes cambios en las costumbres de la arquitectura
En la arquitectura, el diseño o el urbanismo podremos ver como los diseños se podrían volver más personales, privados, digitales y menos cálidos. Podríamos pensar en el uso de materiales antibacterianos para las terminaciones, como el cobre que ya existe o los que el ser humano podría desarrollar a partir de hoy. Incluso los hospitales dieron muestra de su escasa capacidad para ubicar pacientes enfermos, con lo que podría ser un disparador para diseñar construcciones que permitan ser flexibles al momento de aumentar su capacidad o volver un espacio en una unidad de cuidados intensivos en cuestión de minutos.
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