Una nueva generación de padres ha roto el estereotipo de la paternidad asociada al que compra, paga y provee. Cada vez más padres mexicanos reclaman el derecho de involucrarse en la crianza de los hijos, y que no sólo se les reconozca por mantenerlos, sino por amarlos y cuidarlos. También están hartos de que su rol se equipare al de las mamás, y se les recrimine si lo ejercen diferente.
Ismael Rodríguez es el único padre bloguero en México; conocido como Papá moderno, se dedica a reflexionar y a escribir su experiencia sobre la paternidad. Hasta hace un año, los lectores que lo seguían eran exclusivamente mujeres, pero cada vez se suman más hombres identificados con sus artículos, como el titulado Lo que callamos los papás.
“Creo que los papás que nos involucramos en la crianza de nuestros hijos somos nuevos, por lo que los roles todavía están contaminados por ideas que ni vienen al caso. Las mamás deben entender que los papás somos papás. Es decir, las mamás ‘maternan’ y los papás ‘paternan’. Es momento de que reflexionemos que no es que no podamos hacer las cosas ‘tan bien como las mujeres’; es momento de que nos liberen de la idea de que no lo hacemos bien. Sólo lo hacemos diferente, a nuestra manera. Y es en esa diferencia donde radica la riqueza de la crianza, en donde nuestras hijas e hijos pueden experimentar dos estilos diferentes, porque aún entre mujeres y hombres somos muy diferentes”, concluyó.
En entrevista con Excélsior, el bloguero confesó que ha ido en contra de ese imaginario colectivo en el que sólo existe una manera de educar a los hijos y ésa es la de mamá.
“Las mismas mamás nos sabotean. Creen que los hombres, por el solo hecho de serlo, somos inútiles y no podemos cuidar a nuestros hijos. Nos critican por cómo los vestimos, por cómo los alimentamos, porque jugamos muy brusco. Si ignoramos muchas cosas, como cambiar un pañal, es porque se nos ha negado la oportunidad de aprender, porque esos conocimientos no están en nuestro archivo de masculinidad. ¿Con qué juegan los niños en este país? No nos dan muñecas, nos dan cochecitos; aprendimos a cambiar llantas, pero no a cargar bebés. Realmente es una cuestión de educación, no de falta de capacidades”, aseguró.
Investigaciones como el Panorama del estado de los padres en el mundo 2017, de Men Care, campaña global que promueve la participación de los hombres en la crianza de los hijos en 30 países, comprobó que la intervención de un padre en la educación del niño aumenta el desarrollo cognoscitivo y el rendimiento académico del pequeño, mejora la salud mental y las tasas de delincuencia serán más bajas entre los hijos varones.
La Encuesta Internacional de Masculinidades y Equidad de Género demostró que una alta proporción de padres, hasta 77% en Chile, estaría dispuestos a trabajar menos si con eso pudieran pasar más tiempo con sus hijos.
Sin embargo, en México la ausencia de los padres en la crianza está más relacionada con la falta de políticas públicas que con falta de voluntad de los hombres de involucrarse en los cuidados de los hijos.
En el país existen 22 millones de padres, pero los hombres sólo tienen derecho a cinco días de descanso por paternidad, mientras que en naciones como Suecia o Reino Unido se dan licencias de 16 y 12 meses, respectivamente.
Esas condiciones de inflexibilidad laboral han llevado a más de la mitad de los mexicanos a considerar que su padre estuvo ausente en su niñez por motivos laborales, de acuerdo con una encuesta de trabajando.com.
Además de las extensas jornadas laborales que restringen el tiempo que pueden dedicar a sus hijos, la escasa participación de los padres mexicanos se relaciona con otros factores, como “las construcciones de género asociadas a lo masculino/femenino”, de acuerdo con el libro Los hombres en México. Veredas recorridas y por andar. Una mirada a los estudios de género de los hombres, las masculinidades, de la Academia Mexicana de Estudios de Género de los Hombres.
Ismael Rodríguez lo primero que enfrentó con el nacimiento de Isabella fue el machismo que lo rodeaba, y que también interiorizaba. Ni dedicar horas enteras a reflexionar como Papá Moderno ni haber estudiado una maestría en sicología clínica en una institución muy reconocida, como la Universidad de la Américas, lo eximían de ser una víctima.
“Me di cuenta de que no era tan progresista ni tan educado. Tuve que retar esta masculinidad, porque ahí estaban las pautas sobre cómo debía expresar mis emociones. El rol del papá es el de cara de enojado, porque es la única expresión que se nos permite, así se nos educa a los hombres. He cambiado en aventurarme a territorios desconocidos, a conmoverme al abrazar a mi hija y a dejarme ir”, confesó.
Aunque esta confesión puede ser tomada por más de una mujer con incredulidad, porque la maternidad siempre se ha relacionado con el afecto, más de un hombre se ha sentido identificado con estas palabras.
Juan Manuel Anguiano, comunicador y seguidor de Papá Moderno, consideró que la masculinidad es una losa muy pesada que ha intentado quitarse de encima al ejercer su paternidad.
“La paternidad es solemne, porque así nos pintan a los papás; las mujeres son las únicas que pueden ser cercanas y afectivas con sus hijos. El paradigma más grande para mí es que los hombres tienen que ser fuertes emocionalmente, que no deben demostrar debilidad, entonces me pregunto cómo educar a mis hijos varones para que eliminen estos conceptos y que logren conectar con sus sentimientos”, dijo Juan Manuel.
En este blog dedicado a la paternidad, Juan Manuel ha tenido la sensación de no estar solo y conocer las experiencias de otros hombres.
“Leer situaciones con las que te identificas hacen menos pavoroso esto de la paternidad; lo malo es que estos espacios concebidos para los hombres son muy pocos, porque casi todos están hechos de mamás para mamás”.
Hace un par de meses, Papá Moderno fue el único hombre invitado a pertenecer al selecto grupo de mamás blogueras conformado por el Stream Team de Netflix.
“Fui el primer hombre en entrar ahí. Había 50 mamás y yo. Fue interesante, porque todo estaba escrito en femenino, los anuncios salían diciendo: ‘hola, chicas, cómo están’”.
Los blogs dirigidos a papás son comunes en España, Estados Unidos, pero en México apenas empiezan a ser una realidad.
Así como Ismael se aventuró a despojarse de estereotipos y abrir un espacio de anécdotas, consejos y ayuda para papás primerizos, también se dejó pintar las uñas cuando su hija se lo pidió o aprendió en YouTube a tejerle trenzas.
Un papá como él, con barba tupida, tatuajes y más de 1.90 de estatura nunca ha sentido en estos primeros cuatro años de Isabella que es más o menos hombre por peinarla, arrullarla y jugar con ella a las muñecas; sólo ha sido como ir en un intenso viaje.
FESTEJAN EL DÍA DEL PADRE A DISTANCIA
“El Día del Padre es importante y es especial; desafortunadamente, no he podido estar con mis hijos, no he podido gozar de ese privilegio que tienen algunos otros profesionistas. Para mí ha sido difícil, pero mirarlos a la distancia, el Día del Padre puede ser todos los días”, asegura el suboficial Chacón, quien pertenece a la Policía Federal. Él es padre de tres niños, una niña de ocho años y dos varones de cinco y tres años, respectivamente.
El teniente Rubén Gil, de la Armada de México, quien tiene una carrera de 22 años de servicio y 13 como padre de familia, comenta a Excélsior que “en algunas ocasiones he tenido la dicha de estar el Día del Padre con mis hijos; en otras he estado desarrollando órdenes de operaciones, comisiones u otras actividades del servicio. Sin embargo, las veces que he estado con ellos, las aprovecho al mil”.
Ambos casos representan la disyuntiva de quienes trabajan en las Fuerzas Armadas y policiacas de México, un trabajo de tiempo completo que no siempre les permite compartir con sus seres queridos fechas como el Día del Padre.
“Son momentos tristes, son momentos fuertes, pero saber que yo estoy brindado un servicio para mi nación es también lo que me hace tener esa fortaleza para continuar; yo sé que me desaparto de ellos, pero lo hago por un bien”, relata el cabo Emmanuel Hernández, de la Marina, quien es un joven padre de un niño de dos años y medio.
Ellos tienen una ventaja con la que no contaban otras generaciones de padres servidores públicos: los teléfonos celulares, las redes sociales y las videollamadas, y aunque todos coinciden en que lo digital no sustituye la presencia física, nunca pierden contacto con su círculo familiar.
“Yo lo que procuro siempre es llevar una fotografía tanto de mi esposa como de mi bebé, independientemente de los videos que puedo traer en el celular, y si estoy fuera realizando algunas acciones de combate contra el narcotráfico, ¿qué es lo que hago? ver sus fotografías”, relata el suboficial Chacón, quien no pude ocultar su felicidad al hablar de su hijo.
A pesar de que las misiones en las que su trabajo les exige participar, coinciden en que la experiencia de ser padre es la mayor misión que han aceptado en la vida.
“Es lo máximo, es uno de los más grandes regalos que te da la vida y son cosas que se viven de manera única, y aunque estamos a la distancia, el simple hecho cuando uno está desplegado y en este servicio, que es diferente a los demás trabajos, el simple hecho de escuchar su voz al lado de una bocina te levanta el ánimo”, asegura el comisario Chacón, mando en la Policía Federal.
“Me atrevo a decirlo: creo que es más fácil estar en la institución, desde mi punto de vista, que ser padre; ser padre es una responsabilidad bastante grande y no existe un manual para hacerla”, asevera el teniente Gil.
Hasta el cierre de esta edición, tres de los entrevistados sí iban a poder estar con su familia este Día del Padre; sin embargo, las órdenes de último minuto siempre pueden surgir en una profesión que requiere de tiempo completo, igual que la de educar y criar a los hijos.
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