Acciones conjuntas SCT-CMIC

Acciones conjuntas SCT-CMIC

Fuente: Revista Mexicana de la Construcción

Estamos afinando los mecanismos para avanzar de inmediato con las iniciativas que hemos comentado con la CMIC. Es un beneficio para la sociedad, para el gobierno y para los empresarios de la industria de la construcción, porque cada peso que no se destine a la corrupción se invertirá en obras de infraestructura.

Javier Jiménez Espriú Propuesto como secretario de Comunicaciones y Transportes de la administración federal 2018-2024.

El virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, hace hincapié en el combate a la corrupción. Desde hace tiempo, la Cámara Mexicana de la Industria de la Cons-trucción (CMIC) insiste en el tema con declaraciones y acciones concretas que propone a la sociedad y a las organizaciones y autoridades correspondientes.

En el ámbito mundial está documentado que el sector de la construcción es uno de los más involucrados en corrupción. ¿Cómo se plantea el nuevo gobierno pasar de las ideas a las acciones en este grave asunto que, obviamente, no es exclusivo de dicho sector?

El combate a la corrupción será un tema horizontal del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Estoy en contacto con los empresarios de la CMIC; el combatir la corrupción y el proceder con transparencia serán motivo de acciones conjuntas, coordinadas. Se trata de un beneficio para todos: para la sociedad, para el gobierno y para los empresarios de la industria de la construcción, porque cada peso que no se destine a la corrupción se invertirá en obras de infraestructura.

En el diálogo fluido que hemos establecido con los representantes de la CMIC, estamos afinando los mecanismos para avanzar de inmediato con las iniciativas que ellos han planteado y las nuestras. Concretamente, por ejemplo, les propuse establecer un equipo de trabajo entre la CMIC y el nuevo gobierno. También les solicité que organizaran un seminario donde compartan sus lamentables experiencias en materia de corrupción, lo que será un aporte valioso para nuestras políticas de combate frontal inmediato para erradicarla.

Un aspecto relacionado con este combate a la corrupción, reiteradamente planteado por la CMIC, es el de la simplificación y la regulación en materia legal y administrativa. ¿Qué ideas tienen al respecto los integrantes de la próxima administración?

Sabemos que las leyes relacionadas con la construcción de infraestructura son muy complicadas. Ya le solicitamos a la CMIC que comparta con nosotros sus propuestas para que las reglas de juego sean simples, claras y eficientes. Pero no se trata sólo de corrupción, se trata también de que para nosotros es prioritario que haya un proceso con procedimientos ejecutivos que consideren a todos los involucrados, incluido el sector social. Que haya un control, una supervisión efectiva de todo lo que tiene que ver con la obra pública, e incluso la privada.

Inquietud de los empresarios nacionales, y no sólo de la construcción, es que durante las últimas décadas están debiendo competir en condiciones inequitativas con empresas extranjeras que gozan de un amplio respaldo de sus países de origen en materia administrativa, fiscal, legal… ¿Qué se puede esperar del gobierno de López Obrador, y de la SCT que estará a cargo de usted?

Tenemos el talento y la formación nacional suficientes para una gran ingeniería, y empresas sólidas que pueden competir, estando el suelo parejo, con las mejores del mundo. En eso también enfocaremos nuestras acciones.

Estimularemos a la empresa nacional de ingeniería y a la de construcción, para que retomen el papel que debe tener ese renglón fundamental de la soberanía nacional. Sin chovinismo alguno, queremos más empresas nacionales grandes y más empresas medianas y pequeñas de ingeniería y construcción fuertes, que sean nuestros contratistas y no los subcontratistas de otras empresas. No queremos intermediarios que encarecen la construcción y la ingeniería y difuminan la responsabilidad.

En las últimas tres décadas ha sido notoria la salida de ingenieros en puestos claves de la administración pública que son de su incumbencia. ¿Qué opina al respecto?

Vamos a revivir en el sector comunicaciones y transportes a la ingeniería mexicana. En todos los cargos en los que la función tenga como elemento sustantivo la ingeniería, habrá un ingeniero.

Otra de las iniciativas de la CMIC es la creación del Consejo Nacional de Infraestructura (CNI) que contenga un Instituto Nacional de Planeación (INP) donde participen el sector público y el sector privado…

Y el sector social.

¿Qué tiene planeado al respecto la nueva administración?

Está previsto poner en marcha la iniciativa del CNI y el INP como dos organismos independientes, autónomos, con capacidad de autofinanciarse. Esto también ha sido tema de nuestro fluido diálogo con los representantes de la CMIC. La cámara propuso una iniciativa que me pareció muy atendible y que plantearé en su momento a las autoridades correspondientes: que de los contratos de obra que da el gobierno a las constructoras se destine medio al millar para que el consejo y el instituto se financien.

Sus recomendaciones serían valiosas y orientadoras para el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, quien se ha comprometido a ejercer un gobierno abierto; como ha dicho: un gobierno del pueblo, para el pueblo y con el pueblo.

Los ciudadanos podemos aportar ciertas ideas, pero la toma de decisiones en materia de políticas públicas son facultad y responsabilidad de las autoridades.

Sin duda. De lo que se trata es de que el gobierno esté atento y sea receptivo ante las iniciativas de la sociedad, al tiempo que promueva, orgánicamente, la participación de ésta como vigilante de las acciones de gobierno.

La planeación, muy especialmente la ausencia de ella, es una cuestión preocupante en varias obras de infraestructura, incluidas las más importantes por utilidad, por volumen de obra y por inversión –no pocas veces presionadas por el “corte de listón”–. ¿Dará el nuevo gobierno atención a que se cumplan ordenadamente en tiempo y forma los pasos necesarios de cada proyecto?

Desde luego. Hace un momento, en una entrevista radial, me preguntaban sobre el caso del tren interurbano CDMX-Toluca. Resulta que para llegar a la zona de Constituyentes en la Ciudad de México, avanzada la obra, aún no se cuenta en ciertos tramos con el derecho de vía, y aparentemente existen incluso dudas respecto al diseño de algunos tramos. Como en cada caso de cualquier gestión, lo primero que vamos a hacer es estudiar la situación, contar con un diagnóstico objetivo, profesional, antes de tomar alguna decisión.

La visión territorial también es tema de un desarrollo planificado en los ámbitos nacional, regional, estatal y municipal. Hay casos muy concretos, como en el estado de Oaxaca, donde la organización municipal es muy eficiente y podría servir de ejemplo.

Sí. Precisamente tenemos el compromiso de poner en marcha un proyecto por encargo directo de Andrés Manuel López Obrador.

Aproximadamente 350 cabeceras municipales, particularmente en Oaxaca –o en otros estados, como Guerrero–, no tienen camino pavimentado, y cuando llueve, los habitantes se quedan incomunicados.

Uno de los proyectos es, basándonos en su organización política y sus usos y costumbres, encomendarles la construcción de sus caminos con su mano de obra para comunicarlas; gran parte de la población es de campesinos que tienen tiempo entre la siembra y la cosecha para desarrollar otras actividades, como podría ser la construcción de sus propios caminos. Habrá técnicos que los dirijan, pero se trata de generar fuentes de trabajo local, que ellos hagan los caminos con su mano de obra y después los conserven. Muchos de sus gobiernos son de usos y costumbres, que funcionan de forma transparente, solidaria, eficiente y efectiva. La idea es enviarles ingenieros y técnicos que les enseñen y que supervisen las tareas a cargo de las comunidades; que ellas mismas administren los recursos necesarios de manera transparente, supervisada, rindiendo cuentas –lo cual hacen en todas sus actividades–. Andrés Manuel López Obrador ha recorrido más de una vez cada rincón del país; conoce a esos mexicanos y confía en ellos.

Se planea un desarrollo de grandes ejes carreteros que comunican de costa a costa y otros con la frontera norte, pero evidentemente hay mucho por hacer respecto a las comunicaciones en el ámbito regional, estatal y municipal. ¿Qué tiene previsto en esta materia?

Con base en un diagnóstico que se encuentra en proceso, con la participación de los involucrados directos en cada uno de los ámbitos que usted menciona, se prevé desarrollar programas específicos que atiendan cada una de las necesidades; es muy importante hacer participar a la sociedad civil organizada, a los empresarios y, obviamente, a los respectivos niveles del sector público responsables de la dirección de las políticas públicas.

En materia de infraestructura en vías terrestres hay una gran diferencia entre el sector carretero y el ferroviario. ¿Qué acciones se han considerado en torno a este asunto?

Con respecto al ferrocarril estamos planteando dos cosas: una, casi todos los ferrocarriles, salvo muy pocos tramos, están subvencionados y orientados de manera fundamental a la carga, el ferrocarril de pasajeros prácticamente no existe; queremos revivirlo y estimular también el de carga, que sería el otro aspecto. Hoy se transporta apenas el 25% de la carga nacional a través del ferrocarril, mientras que el 75% restante se maneja a través del autotransporte carretero.

¿La idea es cambiar ese balance en qué proporción?

Se pretende llegar a un 45% en próximos años.

¿En seis?

Ojala pudiéramos, pero no es sencillo. Además, al aumentar el volumen de carga, aunque el porcentaje aumente, sigue siendo bajo. Con un 45% se mejoraría mucho la economía, porque finalmente el transporte en ferrocarril es más barato para cierto tipo de carga. Hoy casi todo va por auto-transporte, lo que es más caro, además del costo del mante-nimiento de las carreteras.

Hablo de dos curvas: la porcentual entre ambos medios y la curva del volumen de carga. Si estimulamos el transporte por ferrocarril de carga aumentando el volumen de ésta, podemos incluso no afectar al autotransporte.

De todas formas, disminuir las toneladas que circulan por las carreteras es un objetivo, porque se reduciría el costo de mantenimiento de éstas y la tasa de accidentes, al tiempo que se mejoraría el flujo de automóviles. Paralelamente hay que revisar la regulación y verificar que se cumpla.

Un primer paso es negociar con los concesionarios de las líneas de ferrocarril, y a la par agilizar los proyectos de libramientos de ciudades.

Entiendo que los trenes de pasajeros también son un objetivo. ¿Cuál sería el primer proyecto?

La idea del ferrocarril para pasajeros es diseñar una red nacional, obviamente considerando los ámbitos regionales, y después definir cuáles son los tramos prioritarios, los que se justifican social y económicamente.

Por lo pronto están en carpeta dos tramos: la línea de Cancún a Palenque para explotar el potencial turístico de la zona maya, que es extraordinaria –una vía de unos 900 kilómetros que pasará por Bacalar y Calakmul–, y el tramo del Istmo de Tehuantepec, donde lo existente se va a modernizar para hacer muy eficiente el transporte de carga; también se va a invertir para ofrecer el servicio de pasajeros entre Coatzacoalcos y Salina Cruz.

Lo anterior implicará, especialmente para el caso del transporte de carga, modernizar los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz, y tenemos la pretensión de establecer un polo industrial en Salina Cruz, cerca del puerto.

Hace tiempo López Obrador planteó el tramo ferroviario México-Querétaro.

Está previsto, y de allí continuar con un ramal a Guadalajara, prolongarlo a la frontera norte y otro hacia Laredo. El proyecto México-Querétaro tiene ya muchos adelantos: está el derecho de vía, las vías, hay servicio de carga, hay una doble vía… en fin, es cuestión de modernizarlo. Obviamente, hay que invertir y coordinar la operación de los trenes de carga y de pasajeros. No aspiramos a que el de pasajeros circule a 350 km por hora, sino a 160, una velocidad razonable que compita eficazmente con el transporte por carretera.

Existen otros tramos ferroviarios en estudio. En Guanajuato hay algunos que pueden ser viables y existe voluntad de los gobiernos, que han hecho planteamientos al respecto. El tren es un medio de transporte que consideramos con sumo interés y veremos la forma de desarrollarlo al máximo, atendiendo su rentabilidad social y económica, en ese orden de prioridad.

  • Tenemos la opinión de expertos que sostienen que sí es compatible la operación de dos aeropuertos de manera simultánea. No obstante, no tomaremos ninguna decisión a la ligera, estudiaremos a fondo todas las condiciones y opciones. Respecto a la obra civil, es cierto que no hay obra imposible, pero sí las hay incosteables; es una frase célebre de Bernardo Quintana, el fundador de ICA.

Mencionó el desarrollo de puertos y pienso que otro tema importante debería ser el cabotaje. Aquí hay dos temas: la conveniencia económica y logística del uso del transporte marítimo, y la seguridad, porque en el TLC con Estados Unidos y Canadá, México dejó abierta la inversión extranjera en las costas y EUA no la permite por cuestiones de seguridad nacional.

¿Qué opina sobre esto?

Tanto en puertos como en marina mercante estamos muy retrasados. Contamos con 117 puertos de todos los tamaños y para muy diversos usos –industrial, petrolero, turístico, pesquero, etc.–, pero tenemos muchas posibilidades, incluso la de hacer carreteras náuticas.

¿Está previsto invertir en esto?

Sí, absolutamente sí, eso está pensado. Hay puertos muy abandonados, y otros sobrecalificados, con una inversión enorme, que tienen gran capacidad. Se debe analizar la vinculación con los otros medios de transporte. La actividad marítima de México representa un 0.08% del PIB en México, cuando en países equivalentes en kilómetros de costa representa el 8%. Debemos recuperar la industria naviera. En fin, hay mucho por hacer.

¿Se piensa retomar eso?

Se piensa reforzar, sí.

Están en proceso tres obras de gran dimensión –por su tamaño, por la inversión que implican y por el impacto económico y social– sobre las que resulta de interés conocer su opinión. Una es el tramo ferroviario interurbano Toluca-CDMX, otra es la ampliación del puerto de Veracruz, y el más polémico, el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM).

Sobre cada uno de estos casos tenemos opinión, pero en ninguno de los tres habremos de tomar decisiones apresuradas. Nos hemos estado informando, pero lo antes posible, una vez formalizado el triunfo electoral, estaremos en condiciones de profundizar en el conocimiento de cada caso para poder contar con toda la información disponible a fin de hacer un diagnóstico. Con base en éste, analizaremos las alternativas y optaremos por la más conveniente para los intereses del país, de los mexicanos.

  • Hay puertos muy abandonados, y otros sobrecalificados, con una inversión enorme, que tienen gran capacidad. Se debe analizar la vinculación con los otros medios de transporte. La actividad marítima de México representa un 0.08% del PIB en México, cuando en países equivalentes en kilómetros de costa representa el 8%. Debemos recuperar la industria naviera. Hay mucho por hacer.

Sin duda el caso del NAIM es el que ha desatado mayores y más abundantes controversias, concretamente su viabilidad ingenieril, su costo y la transparencia de los aspectos legales y los negocios colaterales, nada despreciables, en la zona colindante. Desde la ingeniería se sostienen cuestiones primordiales: que antes de discutir sobre las obras civiles –sobre las cuales se afirma que no hay obra de ingeniería civil imposible– hay que resolver la viabilidad del espacio aéreo, y en este sentido se afirma que la operación conjunta (que plantea Morena) del actual aeropuerto y el militar de Santa Lucía con dos pistas adicionales es incompatible…

Esto último no es así. Nosotros tenemos la opinión de expertos que sostienen que sí es compatible la operación de ambos aeropuertos de manera simultánea. No obstante, como le dije, no tomaremos ninguna decisión a la ligera, estudiaremos a fondo todas las condiciones y opciones.

Respecto a la obra civil, es cierto que no hay obra imposible, pero sí las hay incosteables; es una frase célebre de Bernardo Quintana, el fundador de ICA.

¿Cuáles son los escenarios para el NAIM? ¿Se sigue construyendo el aeropuerto dependiendo de ciertas condiciones, o no se construye?

Primero, con base en los aspectos ingenieriles, civiles y aeronáuticos, se decidirá si se continúa o no la obra. Si se resuelve continuarla, hay dos alternativas: la hace el gobierno o se busca una concesión con la iniciativa privada.

Mucho se ha hablado de los aspectos contractuales. Se haga o no se haga el aeropuerto, los contratos se van a revisar minuciosamente.

En definitiva, aún está por saberse si se terminará la obra del NAIM o se suspenderá.

Sí. En Berlín hicieron un nuevo aeropuerto y se cerraba el actual. Llevan nueve años de retraso y es posible que las autoridades alemanas terminen por resolver no inaugurarlo por la serie de problemas que se le han presentado. En el caso del NAICM nos informaremos a fondo, con detalle, escucharemos todos los puntos de vista, en todos los aspectos de ingeniería, económicos, administrativos, sociales… atenderemos la opinión de los expertos reconocidos por su experiencia y conocimientos, actuaremos racionalmente. Un aeropuerto es una obra muy compleja, no se pueden tomar decisiones a la ligera

Entrevista de Daniel N. Moser

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