Con las aseveraciones de Andrés Manuel, presidente, deja entrever las buenas intenciones con el empresariado mexicano, cayendo en cuenta, que no pueden estar ausentes. Pero sí, diría yo, incorporados, regulados y controlados, pagando como todo cristiano los impuestos que les corresponden, pagar de acuerdo a sus ganancias.
Porque han de saber, que toda simulación del altruismo deja dividendos y que todos los que generan mucho empleo, pues también piden premio por su alto espíritu solidario con el país y chantajean con el cierre de la planta productiva, al no recibir reducciones, premios o cancelación de impuestos.
Y es que buscan como no pagar y aquí sí que muchos medianos y pequeños o micros lo hacen por la complejidad y muy altos, entonces lo de facilitar el pago y quitar a los visitadores que con sendos requerimientos en mano presentan intimidando en los domicilios fiscales. Eso será muy bueno y yo diría las delaciones sean muy sencillas, que por vía electrónica o en ventanilla, se presente lo facturado y pagar el 23% y listo.
Al expresar que la inversión privada es uno de los tres bastiones del crecimiento y que al integrarse más empresarios para trabajar en el progreso de México, dijo que: “no deben de preocuparse”, y que Alfonso Romo le ayudará, como siempre de enlace y que un grupo de ellos aceptó la invitación para integrarse al Consejo Asesor Empresarial.
Lo integran Ricardo Salinas Pliego, Bernardo Gómez, Olegario Vázquez Aldir, Carlos Hank González, Daniel Chávez, Miguel Rincón, Sergio Gutiérrez y Miguel Alemán hijo, con la convicción de ellos y del propio presidente de que si la inversión privada nacional es uno de los tres pilares del desarrollo, ésta llevará a México a alcanzar un crecimiento económico del 4 por ciento para el 2019.