BRASIL, EL NUEVO MEJOR AMIGO COMERCIAL DE MÉXICO

BRASIL, EL NUEVO MEJOR AMIGO COMERCIAL DE MÉXICO
Las compras mexicanas de carne de pollo y maíz amarillo brasileños pueden desplazar las importaciones de Estados Unidos.

Nota del editor: Esta nota fue publicada originalmente en la edición 1233 del 1 de mayo de 2018 de la revista Expansión.

El mercado mexicano fue una de las tablas de salvación a las que se aferró Copacol en mayo de 2016. Por entonces, la productora brasileña de carne de pollo enfrentaba una doble amenaza: la caída del consumo interno y el incremento de 100% con respecto a un año atrás del precio del maíz, principal alimento de los pollos.

Pero, en este panorama adverso, aprovechó una oportunidad, cuando una comitiva de empresarios mexicanos visitó la planta de Copacol, en el estado de Paraná.

“Las conversaciones fueron muy buenas y decidimos enviar dos containers para que en México conozcan la calidad de nuestros productos”, dice Valdemir Paulino dos Santos, superintendente comercial de la empresa.

Desde entonces, el crecimiento de las exportaciones a México ha sido vertiginoso. Aquel primer envío de 50 toneladas dirigido a la firma Industrializadora de Cárnicos Strattega derivó en embarques que, durante 2017 superaron las 1,000 toneladas mensuales.

La irrupción del mercado mexicano como nuevo destino de exportación para Copacol no es un caso aislado.

El año pasado ingresaron desde Brasil 94,700 toneladas de carne de pollo, un volumen 59.5% superior al de 2016, según la Asociación Brasileña de Proteína Animal (ABPA). Mientras que en 2014, las importaciones de carne de pollo desde Brasil representaban apenas 3.3%, en 2017, esos envíos alcanzaron 12%. En sentido contrario, en el mismo periodo, las importaciones de carne de pollo provenientes de Estados Unidos pasaron de representar 94.2% del total a 86%.

Esas tendencias contrapuestas prometen profundizarse. A fines de 2017, los gobiernos de México y Brasil revalidaron, hasta diciembre de 2019, la actual cuota de importaciones fijada en un volumen que está por encima de las 100,000 toneladas. “No tendremos dificultades en alcanzar el máximo de la cuota”, asegura Francisco Turra, presidente ejecutivo de la ABPA, en São Paulo.

MAS BRASIL, MENOS EU

En el marco de la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y del plan de México para diversificar su comercio exterior, todo indica que Brasil continuará ganando relevancia durante los próximos años, no únicamente en carne de pollo, sino en varios otros rubros en los que casi la totalidad de las importaciones procedían, históricamente, de Estados Unidos.

Uno de esos casos es el maíz amarillo. En 2017 llegaron desde el país sudamericano 583,207 toneladas, casi 11 veces más que en 2016, según datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) de México.

Si bien las importaciones de maíz provenientes de la unión americana continuaron al alza, apenas crecieron 7.2%.

“Aunque el traslado por vía férrea desde Estados Unidos es muy competitivo porque en un solo tren se pueden cargar 11,000 toneladas, ya no hay grandes diferencias en los costos de fletes marítimos”, dice Juan Carlos Anaya Castellanos, director general de Grupo Consultor de Mercados Agrícolas (GCMA).

Con costos más equilibrados, los productores del país sudamericano pueden sacar rédito de otras ventajas.

Estados Unidos tiene sólo una zafra al año y los productores deben esperar hasta el fin del invierno para comenzar con sus ventas. En cambio, Brasil tiene dos zafras por temporada, lo que les permite a los productores exportar, en forma regular, durante todo el año.

“Estamos en el comienzo de las exportaciones a México, pero las políticas de (Donald) Trump pueden terminar influyendo para que se incrementen con fuerza nuestros envíos en los próximos años”, dice Sérgio Mendes, director general de la Asociación Nacional de Exportadores de Cereales (ANEC), en São Paulo.

El ascenso brasileño como proveedor de México incrementa la preocupación entre los agricultores estadounidenses.

“Si bien las importaciones que ha realizado México con Brasil y Argentina son pequeñas en comparación con lo que se importa de Estados Unidos, debe ser una alarma para su sistema de suministro de grano”, señaló, a comienzos de marzo, Ryan LeGrand, director para México del Consejo de Granos de Estados Unidos (USGC, por sus siglas en inglés).

El funcionario comenta que la economía estadounidense no puede perder participación de mercado en México, por lo que la renegociación del TLCAN debe ser la oportunidad para generar eficiencia en todos los niveles de la cadena y “asegurarnos que no perderemos contra Sudamérica”, recalca LeGrand.

Desde hace 24 años, la industria agroalimentaria entre México y Estados Unidos se encuentra altamente integrada gracias al TLCAN, por lo que el proteccionismo de Donald Trump supondría una ruptura de modelos comerciales desarrollados.

Mientras continúan las rondas de negociaciones de este tratado comercial, Brasil pretende avanzar, con éxito, en los envíos de otros productos agroalimentarios, como soya, huevos, carne de pavo y, más a corto plazo, carne de cerdo.

En la actualidad, Estados Unidos abastece 86% de las importaciones de esa carne, pero Brasil promete convertirse en un nuevo y competitivo proveedor.

Descartada la opción de un Tratado de Libre Comercio, Brasil y México se enfocaron, en los últimos años, en ampliar el Acuerdo de Complementación Económica (ACE) 53, que regula todo el comercio entre ambos países, con la excepción del sector automotriz. Con el objetivo de extender el número de productos con preferencias arancelarias de los actuales 792 a más de 3,000, en febrero pasado se llevó a cabo la novena ronda de negociaciones en la Ciudad de México.

Las partes avanzaron en temas como medidas sanitarias y solución de controversias, pero la ampliación del ACE 53 aún no se rubrica. Sin eso, el comercio entre las dos principales economías de América Latina seguirá siendo ínfimo: Brasil fue el destino de apenas 0.89% de las exportaciones mexicanas el año pasado, y del país sudamericano provino 1.2% de las importaciones.

“En mayo próximo, nos convertiremos en un país libre de aftosa sin vacunación y, a partir de entonces, caerá el último obstáculo para abrir el mercado mexicano”, dice Turra.

AMISTAD CON LÍMITES

Descartada la opción de un Tratado de Libre Comercio, Brasil y México se enfocaron, en los últimos años, en ampliar el Acuerdo de Complementación Económica (ACE) 53, que regula todo el comercio entre ambos países, con la excepción del sector automotriz. Con el objetivo de extender el número de productos con preferencias arancelarias de los actuales 792 a más de 3,000, en febrero pasado se llevó a cabo la novena ronda de negociaciones en la Ciudad de México.

Las partes avanzaron en temas como medidas sanitarias y solución de controversias, pero la ampliación del ACE 53 aún no se rubrica. Sin eso, el comercio entre las dos principales economías de América Latina seguirá siendo ínfimo: Brasil fue el destino de apenas 0.89% de las exportaciones mexicanas el año pasado, y del país sudamericano provino 1.2% de las importaciones.

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Gustavo Stok
CIUDAD DE MÉXICO –

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