Hay un momento en el que todo niño empieza a interesarse por los dinosaurios. Tal es el punto de interés que podrían acabar recitando una veintena de especies, su tipo de alimentación y hasta su hábitat.
Cuando ese interés se vuelve obsesión los científicos lo denominan “intereses intensos”. No saben exactamente qué lo desencadena pero sí que produce beneficios en el desarrollo cognitivo.
¿Qué dicen las cifras?
Uno de cada tres niños se muestra interesado en los dinosaurios según un estudio de 2008 publicado en la revista Developmental Research. El rango de edad suele oscilar entre los dos y los seis años aunque algunos seguirán manteniendo su entusiasmo un poco más.
Además, a estos niños les tiende a llamar la atención, como categoría principal, cualquier vehículo motorizado, seguido de cerca por los dinosaurios.
¿Qué beneficios tiene?
La fascinación por un tema conceptual, como podrían ser los dinosaurios, se ha relacionado con mejores períodos de atención, habilidades de procesamiento de la información y persistencia. Todo esto se debe a que no pueden permanecer como consumidores pasivos de la información sino que deben salir y aprender en bibliotecas o buscar nuevos recursos.
Esto ha quedado probado en tres estudios diferentes donde se confirmó que los niños mayores con “intereses intensos”, suelen tener una inteligencia superior al promedio.
La conclusión es que la obsesión en este caso por los dinosaurios es la forma en la que el niño aprende un tema nuevo de una forma divertida conociendo todo tipo de detalles como periodos, alimentación, forma de vida…
Además, también se ha demostrado que el rango de edad en el que se dan los “intereses intensos” coincide con las edades en las que más se juega recurriendo a la imaginación (entre los tres y los cinco años).
Un ejemplo lo encontramos en Michael Brydges, un analista de datos de 30 años que trabaja para el ayuntamiento de la ciudad de Nueva York, que se enamoró de los dinosaurios cuando estaba en primero de primaria. En el segundo año ya quería ser paleontólogo pero el interés menguó en el tercer año. Esto en muchas ocasiones se debe a que a medida que se integran los menores en un sistema educativo tradicional, comienzan a abarcar distintos temas sin dejar espacio para la especialización.
¿Qué podemos hacer como padres?
Si nuestro hijo tiene un gran interés por los dinosaurios, lo mejor que podemos hacer por él es apoyarle fomentándolo aún más. Podemos acompañarle a la biblioteca a descubrir más sobre las distintas especies, acudir a exposiciones o visitar los Museos de Ciencias Naturales.