Esta casa tan peculiar ha sido diseñada especialmente para adaptarse al desierto mexicano
Zaragoza es una pequeña ciudad que se encuentra en México, muy cerca de la frontera con Estados Unidos, en la región de Coahuila de Zaragoza. Esta región se caracteriza por unas condiciones extremas, en el que el desierto es uno de los factores dominantes, en un contexto en el que dominan las altas temperaturas y pocas precipitaciones, aunque la existencia del río San Antonio abastece recursos hídricos, gracias a las redes de canales, a gran parte de los núcleos de población. Todo ello condiciona de forma directa la forma de vida y los recursos económicos de la región.
Pero, además de ello, su cercanía con el país vecino ha permitido un contacto entre dos culturas y formas de vida muy diferentes, que ha cristalizado en una importante influencia del sur estadounidense. “Los habitantes de esta localidad presentan una fuerte aspiración al estilo de vida estadounidense que se refleja en los edificios de las localidades”, según señala en su página web el estudio de arquitectura mexicano PPAA.
Es precisamente este estudio el que ha trabajado para diseñar una vivienda adaptada a las características de la zona, sin olvidar los elementos culturales y de mestizaje que allí se encuentran. El trabajo se enmarca dentro de un proyecto de
El cemento rosado cubre el exterior de esta vivienda en México, que el estudio de arquitectura diseñó para una iniciativa de vivienda experimental dirigida por el instituto federal Infonavit.
El equipo decidió concebir un hogar para Zaragoza, una ciudad que se encuentra a unos 60 kilómetros de la frontera de México y los Estados Unidos. En lugar de diseñar una vivienda genérica que pudiera construirse en cualquier lugar, quería adaptar su diseño al medio local, que está influenciado por la cultura estadounidense.
El prototipo que se ha diseñado y que se espera que pronto comience a producirse en mayores cantidades, ha recibido el nombre de Apan. El cemento rosado, que cubre el exterior de esta vivienda en México, es el elemento más característica, a menos a simple vista.
La vivienda, que abarca 58 m2, consta de dos volúmenes que se cruzan y forman un plano en forma de T, que hacen que lo público y lo privado queden totalmente separados. Además, el plano de planta se divide en módulos cuadrados que se pueden reducir o agregar según sea necesario.
“Se propone un esquema de progresión, de acuerdo con el crecimiento del número de miembros”, señalan el equipo. “El sistema funciona repitiendo el mismo módulo de cámara lateralmente”.
Basándose en los sistemas de construcción locales, la casa tiene paredes de mampostería que están cubiertas con una mezcla de cemento y arena. Se agregó tinte a la mezcla para crear un tono rosado.
Se incluye un número limitado de ventanas para responder al clima cálido y húmedo de la ciudad. La mayor cantidad de acristalamiento se encuentra en la parte trasera de la casa, que debe ser más abierta al paisaje.
Las zonas de estar y un dormitorio están en la planta baja. En una parte, el techo tiene más de tres metros de altura y ayuda a “dignificar las viviendas rurales mediante la creación de espacios más grandes”, según PPAA.
Una escalera de madera contrachapada conduce al segundo nivel, que tiene dormitorios adicionales y una terraza en la azotea. Además, se incorporaron acabados simples en toda la casa, incluidos pisos de concreto y paredes de mampostería pintadas de blanco.
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