Ya están por iniciar las campañas me dijo un amigo y me preguntó: “¿por quién vas a votar?”, “mira -le dije- las campañas ya empezaron hace meses para unos y hace años para otros y, respecto a que si tengo por quién votar, le dije, mira que no, pues todavía falta ver quien se descarrila o a quien lo descarrilarán, pues van por vía asentada en tierra fangosa”.
Se quedó un poco pensativo, pero no mucho porque segundos después me dijo: “tienes razón, así que hay que esperar un poco más”; “sí -le dije- un par de meses y sabrás elegir al más conveniente, al que consideres mejor, no sólo para ti, más bien para el país, pues si el país se mejora, esa salud te llegará a ti, a tu familia y a la sociedad mexicana entera”.
“Es decir -me replicó- te quiero entender que tú piensas que la sociedad mexicana está enferma”, “no –le respondí- no pienso que la sociedad lo esté, está más sana y le agregaría, que está más viva que nunca, más bien no están sanos, desde hace muchos años, los que nos gobiernan, los que dirigen destinos y almas de este país, necesitan que sanen o los saquen”.
Agregué: “Sí hay sanos, hombres y mujeres, pero no se notan mucho, pues se notan más los de alta gravedad, y son los de la más alta jerarquía en México, de los tres poderes y esta enfermedad impera en la mayoría de ellos y se da también en las religiosas”.
¡Umm!, externó mi amigo, “están muchos enfermos entonces, y pienso que así no pueden gobernar o guiar bien, tal como uno espera que lo hagan”… “Así es mi amigo” -le dije- “y entonces ¿qué les darías para que sanen?”, me preguntó de nuevo, “pues hay buenas medicinas pero hay que encontrar un buen farmacéutico que se las administre”, respondí.
Para entonces y más interesado mi amigo, me pregunta apresuradamente, “¿cuáles son esas medicinas? ¿tiene nombre?, ¿las conocemos?”, “Sí, las conoces, las conocemos y las conoce toda la sociedad y claro que ya tienen nombre y bien arraigado, están tatuados en ti y en todos, y todas estan preparadas con la misma fórmula, quitan o desaparecen la enfermedad”.
“Bueno, ya más despejado y resuelto, esperaré a ese buen farmacéutico que las recete y las administre bien y de urgencia”, me dice. “Mira que ya entendiste, ¿a poco no? ya tienes tus respuestas y tendrás por quién votar, así como yo también”.
Fin de la charla con mi amigo y aleccionadora para mi, pues pienso que hay que abrirles los ojos a unos cuantos, pues de que todos aspiramos a tener un buen gobierno que promueva, que administre bien y desaparezca con esa buena medicina, la impunidad y la corrupción y aflore, en todos los de adentro y los de afuera, los de arriba y de en medio, una correcta y honesta forma de actuar.
Siempre debemos de cuidar más lo ajeno, antes que lo propio, ¿a poco no?
Con mis afables saludos.
ERASMO FIERRO PALAFOX
Presidente -Editor