Las Organizaciones de Sociedad Civil -OSC- del mundo, se oponen a la Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU.

Entre los opositores a la Cumbre, se encuentra una coalición de científicos que en una reciente publicación, pidieron a sus colegas en el mundo, se unieran a ellos.

Más de 300 organizaciones que representan a la Organizaciones de la Sociedad Civil y de los Pueblos Indígenas, Productores y Productoras de Alimentos en Pequeña Escala, e Investigadores de todo el mundo, se has estado reuniendo re de manera virtual y físico como la de Roma, del 25 al 28 de julio de este año, para protestar contra la Pre-Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU.

La “Contra Movilización de los Pueblos, para Transformar los Sistemas Alimentarios Corporativos”, es la última, la de Roma, de una serie de reuniones críticas en contra de la Cumbre de Sistemas Alimentarios, promovida por las Naciones Unidas.

La Respuesta Autónoma de los Pueblos a la Cumbre de Sistemas Alimentarios, se suma al argumento de que la Cumbre no tiene propuestas para abordar esa fragilidad e injusticia. Por el contrario, se ha demostrado que se ha distanciado de los verdaderos problemas alimentarios que enfrentan las personas y el planeta.

Los organizadores de la cumbre no han incluido la rendición de cuentas y la transparencia de sus acciones, como medio para garantizar los resultados finales.

La Cumbre, fruto de las negociaciones entre las Organizaciones de Naciones Unidas y el Foro Económico Mundial, reúne a 1000 empresas, entre ellas las más importantes del mundo. Dicha actividad está desproporcionadamente influenciada por los actores empresariales, quienes han desviado la energía, la masa crítica y los recursos financieros de las soluciones reales necesarias para abordar la creciente crisis del hambre, el clima y la salud.

Carlo Petrini, fundador y presidente de Slow Food, expresa: «Alcanzar el objetivo de cambiar los sistemas alimentarios y agrícolas para que sean un camino realmente sostenible es posible gracias al esfuerzo de millones de personas que trabajan con una economía local y que están llevando a cabo una transformación ambiciosa pero que merece la pena. Por todo ello, creo que People’s Counter-Mobilization to Transform Coroporate Food Systems es una elección valiente y útil. Esto no excluye el diálogo, al contrario, lo promueve; no obstante, el diálogo tiene que involucrar a todo el mundo y no solo a unos pocos privilegiados que formen parte del sistema económico que es responsable de este desastre».

«La Cumbre de Naciones Unidas sobre los Sistemas Alimentarios se ha convertido en un claro lugar en el que se muestra que las grandes empresas han decidido pisotear a la autoridad en cuanto al sistema alimentario» añade Edie Mukiibi, vicepresidente de Slow Food. «La agricultura industrial con sus prácticas injustas como el acaparamiento de tierras, la deforestación, el desahucio de los pueblos y muchas otras prácticas que nos han llevado al cambio climático y otros injustos procesos de producción han resultado en millones de personas sufriendo, especialmente en la parte meridional del planeta. Como Slow Food, nos preocupa mucho que el proceso actual —controlado por las empresas que además no reconocen su responsabilidad y llevan a cabo prácticas poco claras— para este UNFSS no lleve a la transformación y el cambio que queremos para el sistema alimentario.

“Es una gran preocupación que esta cumbre haya cambiado el rumbo hacia un modelo de negocio agrícola y que la crisis climática no pueda resultar en la transformación holística y sistemática de los sistemas alimentarios que necesitamos hoy en día». Y concluye: «Como Slow Food, apoyamos a cientos de organizaciones de sociedad civil, especialmente en la parte meridional del mundo, a las organizaciones de pueblos indígenas y a todos aquellos que se preocupan por este planeta y por el reto alimentario, así como por los resultados de la cumbre y luchan por la soberanía del pueblo en cuanto a los sistemas alimentarios».

Los sistemas alimentarios globalizados, los mismos que son controlados y producidos por las empresas e industrias transnacionales y multinacionales, no cumplen con los estándares de seguridad alimentaria para la población mundial.  Además, la pandemia producida por el Covid-19, ha empeorado la situación. El número de personas que padece desnutrición crónica, está aumentando. La cantidad de personas sin acceso a una alimentación adecuada, se incrementó considerablemente a un tercio de la población mundial.  Según el último informe de la ONU, sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición publicado el 12 de julio del presente año, gran parte del Sur Global, sufre los embates a consecuencia del Covid-19, situación que ha aumentado las asimetrías de poder estructural que históricamente han afectado a la humanidad y han puesto de manifiesto la fragilidad e injusticia de los sistemas alimentarios del mundo.

Los movimientos de protesta incluyen a: organizaciones campesinas, organizaciones de mujeres y jóvenes, organizaciones de pueblos indígenas, organizaciones pastoralistas, organizaciones sin tierra, organizaciones de pescadores, organizaciones de trabajadores agrícolas y a organizaciones de la alimentación; así como a consumidores, personas con inseguridad alimentaria de las ciudades y a otros grupos de la sociedad civil. En total representan a más de 380 millones de miembros afiliados en todo el mundo. Ellos exigen la transformación radical de los sistemas alimentarios corporativos, hacia un sistema alimentario justo, inclusivo y verdaderamente sostenible. También exigen que se aumente la participación de las productoras y los productores de alimentos de pequeña escala y de sus trabajadores; mediante el fortalecimiento de los modelos de gobernanza democrática, de los alimentos ya existentes, el fortalecimiento del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA) de la ONU y su Grupo de Alto Nivel de Expertos (GANESAN).

“El CSA, es el Comité, al que la Cumbre amenaza con dejar de lado, porque es la institución intergubernamental más inclusiva que aborda la Política alimentaria mundial, siendo de los pocos organismos de este tipo que prioriza un enfoque basado en los Derechos Humanos. Es el espacio en donde los más afectados por las políticas alimentarias y las acciones de las empresas, pueden hacer oír su voz. Con lo anteriormente expuesto se vislumbra que, aunque el sistema de Naciones Unidas es un ente multilateral, ha sido secuestrado por los intereses corporativos y del mercado, para dar legitimidad a la expansión de las versiones más perjudiciales, tecnológicamente complejas y costosas para el Sistema Alimentario, produciendo con ello las crisis alimentarias que hoy enfrenta el mundo”.

La Contra Movilización a la Pre-Cumbre, es la expresión de profundas preocupaciones sobre el proceso y la dirección de la Cumbre. Busca ser una “Cumbre de los Pueblos”, una “Cumbre de las Soluciones”.  Al contrario, la Cumbre de los Sistemas Alimentarios, abre el camino a una mayor concentración empresarial en los sistemas alimentarios, que fomenta cadenas de valor globalizadas, insostenibles y promueve la injerencia de la agroindustria y las industrias alimentarias, en las instituciones públicas y en las Naciones Unidas. Ideas fracasadas y controvertidas como las soluciones positivas para la naturaleza, los esquemas voluntarios de sostenibilidad empresarial, los transgénicos, la biotecnología, la agricultura regenerativa y la intensificación sostenible de la agricultura; son sólo algunas de las falsas soluciones pregonadas por la Cumbre. Estas soluciones no son sostenibles, ni asequibles para los pequeños productores de alimentos y los trabajadores. No sirven al interés público, ni a la salud pública.

“Esta Cumbre respalda los intereses de los actores corporativos de normalizar y legitimar arreglos tecnológicos que son perjudiciales para las personas, los medios de vida y los ecosistemas. Estas falsas soluciones no abordan las injusticias y los problemas estructurales de la sociedad, como el acceso desigual a la tierra, a los recursos naturales, la pérdida de biodiversidad y el incremento de la desigualdad económica.”

La Contra Movilización, que tendrá lugar en un formato híbrido, junto a la Pre-Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU, plasmará las realidades de las productoras y los productores de alimentos de pequeña escala, de  los trabajadores y de la mayoría de la población mundial, así como de  sus demandas y visiones, para una transformación profunda, basada en los Derechos Humanos y la agroecológica de los sistemas alimentarios. En esta movilización se abordará la importancia de la soberanía alimentaria y la necesidad de proteger la agricultura sostenible a pequeña escala, los conocimientos tradicionales, el derecho a los recursos naturales, los derechos de los trabajadores y trabajadoras, los derechos de los pueblos indígenas, de las mujeres y de las generaciones futuras; en lugar de la agricultura de alta tecnología dirigida por las empresas. Se propondrán y debatirán soluciones reales como normas vinculantes para los abusos de las empresas, el cese del uso de pesticidas y la promoción de la agroecología como ciencia, práctica y movimiento.

La Contra Movilización, es el evento que servirá para dar a conocer las agendas ocultas de la Cumbre, para así exponer, el truco de relaciones públicas que se han puesto en marcha, para desviar la responsabilidad de las crisis actuales. Asimismo, se dirá como se ha propiciado la cooptación de las soluciones y las medidas propuestas por los movimientos sociales, los pequeños productores de alimentos y de los trabajadores, al tiempo que se perpetúan los desequilibrios de poder que sus soluciones pretenden corregir.

 

 

 

 

 

 

 

 

Fuente: Oficina de Prensa de Slow Food International Paola Nano p.nano@slowfood.it – Alessia Pautasso a.pautasso@slowfood.it

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