Si en la casa no se ríen más vale que rían

Si en la casa no se ríen más vale que rían

Si en la casa no se ríen más vale que rían

 

La vida cotidiana predispone al mal humor y es difícil predisponerse a estar de buen humor. Ojo, lograrlo no significa contar chistes todo el día, si no enfrentar de manera positiva las adversidades.

Los hijos necesitan un ambiente en el que se esté de buen humor porque cuando no es así, ese hogar va cayendo en la tristeza y el pesimismo, aspectos que nunca son productivos ni aportan para salir adelante.

Es hora de divertirse.

Estar de buen humor no cuesta tanto y da una sensación gratificante. Hay que esforzarse por sonreír, aunque a veces se haga difícil. Así acabará por enraizarse en el carácter un sólido sentido del humor.

Poner en práctica y consolidar el buen humor es una tarea que se puede lograr y que vale la pena, pues, en definitiva, los hijos aman a aquellos padres que tienen tiempo no solo para enseñarles, sino para divertirse con ellos.

“Reír es la más humana de las maneras de comunicarse. El hombre no solo es el único animal que ríe; es el único que hace reír a sus semejantes. Reír es el aceite que permite el rodaje armónico de muchas relaciones, hace más fáciles los caminos y más amables los entornos”, dijo alguna vez el reconocido periodista y escritor colombiano Daniel Samper en favor del humor.

Es posible que como adulto no se tenga la costumbre de reír cada día y todo el tiempo. Seguro que hay muchos días de cansancio, de problemas en el trabajo, de dolores de cabeza… por lo que es necesario ser consciente de que hay que esforzarse por tener buen humor y se haga el firme propósito de reír cada día con nuestros hijos.

Los expertos recomiendan hacer de la búsqueda del buen humor parte de la rutina diaria. De la misma manera que cada día una persona se viste y come. Para lograrlo no se necesita ser muy ocurrentes y graciosos, tampoco se trata de pasarse todo el día contando chistes.

Al principio puede costar un poco. Pero como todo, con la práctica se va haciendo más fácil, y al final empieza a salir de forma natural. Cada día, así como es menester comprar el pan, ir al mercado, pasar por el banco, hay que hacer un alto en nuestra rutina para reír.

En 20 segundos de carcajada sana, se realiza la misma cantidad de ejercicio aeróbico que remando durante 3 minutos, dice Megina.

 

 

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