Una gran decepción: Los Senadores

El Fiscal Anticorrupción debió ser nombrado por el senado, este pasado 19 de julio por mandato constitucional, no podía esperar más y con el requisito primordial de que no estuviese sujeto al mandato de nadie, para que con esa autonomía legítima sea toda acción y aplicación de las leyes que promueva el Fiscal en contra de quienes hayan cometido delitos, todos sin distingo alguno.

Como decía, no faltaron las justificaciones de todos por igual, antepusieron sus “compromisos e intereses personales”, los del partido, del grupo, de quien los puso y dispone de su actuar, lo menos fue pensar en México, en la sociedad que espera cambios aplicando las leyes del nuevo SNA.

Las leyes del SNA, tipifican el desvío de fondos, el tráfico de influencias y una infinidad más de actos que hoy están tipificados, que deben ser observados, respetados y aplicando castigo para los que no los respeten, pues acabar con la impunidad prevaleciente en esta materia, en todo ámbito y nivel ha sido y es de total urgencia, pero para ellos no.

Por ello el apremio de la sociedad productiva y académica del país, de nombrar al Fiscal y los 18 Magistrados del Tribunal de Justicia Administrativa. Ya en el editorial del mes de agosto de 2016, opinábamos que al promulgarse las leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, harían un gran bien al país y que malo sería que no sucediera, y no ha sucedido.

La corrupción en México, lo saben bien los senadores, significa alrededor de un 9%del PIB anual. Aseguran investigadores que el país por eso no prospera. El mismísimo Banco de México lo avala, en pesos lo estima en más menos un billón 602 mil 986 millones 130 mil pesos.

Ante tal comportamiento carente de patriotismo del Senado de la República, el Comité Ciudadano que actuaría de acompañamiento para la designación del Fiscal Anticorrupción y los Magistrados, renunció. Mala decisión de parte de Luis Carlos Ugalde y demás renunciantes, senadores contentos.