Fuente: Milenio Diario/ Carlos Domínguez
Fue aproximadamente dos días después del sismo que sacudió el centro del país el 19 de septiembre cuando David García, Vanessa Rendón y Christopher Franco supieron cómo sumarse al voluntariado para ayudar a las comunidades afectadas por el desastre natural.
- Rellenar botellas de plástico con el cascajo generado por el sismo es únicamente el principio de un proyecto de vivienda ecológica que beneficiará a los damnificados.
Los tres alumnos de la Universidad Iberoamericana residentes en Querétaro ya tenían pensado el proyecto de Viviendas Emergentes (VIEM), pero no se habían organizado para desarrollarlo. Después de ver los daños ocasionados por el terremoto decidieron que era el momento adecuado para llevarlo a cabo.
El proyecto, que se ha hecho viral en redes sociales, funciona únicamente con voluntariado y consiste en ayudar a los damnificados por medio de un modelo de construcción sustentable que proteja el medio ambiente, recicle materiales y sea un ejemplo claro de economía circular.
Sahori Gámez, responsable de Relaciones Públicas de VIEM, comentó en entrevista las intenciones de la organización: “La primera meta es crear viviendas emergentes en las zonas donde menos apoyo han recibido las personas afectadas por el sismo.
Nuestra principal matería prima son las botellas de plástico PET (tereftalato de polietileno) y las vamos a rellenar de tierra, arena, grava y otros materiales que cumplan con los requerimientos para usarse en una construcción.
Dado que el sismo es reciente, vamos a solicitar que nos ayuden a recolectar parte de los escombros para llenar las botellas con ese mismo material. Pretendemos ayudar a las personas hasta donde nos alcance lo que recolectamos”.
ECONOMÍA CIRCULAR
“Para las empresas y organizaciones civiles es complicado seguir aplicando los métodos y estrategias de la economía lineal, ya que la sociedad exige a líderes sociales, empresariales y profesionales conciencia social, ambiental y de todo tipo; por tanto, este proceso es fundamental para nosotros. Si no aprovechamos al máximo los recursos que recibimos en donaciones y aportaciones de materia prima, quizá no tengamos la posibilidad de recibir más en un futuro.
De esa manera comienza el proceso de economía circular, utilizando un material que se desperdicia en grandes cantidades”. Aunque la atención que ha acaparado VIEM en los últimos días se centra en el PET, Gámez destacó que no es el único material que se recicla.
Además de reusar los mismos escombros generados por el sismo, “pensamos reutilizar en las demás fases de construcción el Tetrapak, porque con éste se pueden construir techos tipo tejas. El mismo plástico combinado con latas se puede utilizar para hacer calentadores solares para el agua que tendrán las viviendas, además de que el plástico sirve para hacer cisternas y las latas para huertas.
Posteriormente, incluiremos baños secos, donde los desperdicios humanos podrán ser convertidos en biogás o fertilizante, aunque esta parte del proyecto aún está en desarrollo.
Todo lo que es tratado como desecho, para este proyecto representa materia prima”, destacó la representante de VIEM. Respecto a la estrategia para ayudar a los damnificados, Gámez detalló que harán un análisis de cómo vivían antes las personas afectadas “para ofrecerles algo similar a lo que tenían.
Las primeras comunidades a las que ayudaremos son Jojutla y San Gregorio, después vamos a buscar en Oaxaca y Chiapas cuáles comunidades no han tenido apoyo de forma inmediata”. El proyecto es amigable con el medio ambiente.
“México ocupa el primer lugar a escala mundial en consumo (per cápita) de PET y es una medalla que no debemos tener. El PET no solo aparece en los basureros, está presente en coladeras, campos y océanos, y está dañando los ecosistemas.
Por fortuna, la comunidad mexicana está valorando el grado de contaminación que se genera con este plástico y tiene en mente que con él se pueden realizar obras de arte, zapatos, guantes, ropa. Contribuiremos siguiendo la regla de las tres R (Reducir, Reciclar y Reutilizar), aplicando el uso de este plástico a la construcción de casas que pueden durar hasta 30 años, dependiendo el mantenimiento que se les dé”.
Sahori Gámez resaltó su asombro al ver los resultados de la convocatoria realizada a través de redes sociales para recolectar botellas: “Hay empresas y asociaciones que han intentado hacer esto, pero no nacen porque, aunque tengan la mejor intención, no consiguen el apoyo de la sociedad.
Manejamos nuestra estrategia de voluntariado desde nuestras redes sociales; así es como hemos llegado a la vista y oídos de todos. Esta herramienta facilitará llegar a nuestros voluntarios y vamos a generar dinámicas de forma organizada para transmitir cómo queremos que nos apoyen.
Mucha gente se quiere sumar debido a la naturaleza del proyecto, que son las secuelas del terremoto. Acude de manera sorprendente y les quiero pedir que estén atentos en Facebook VIEM MX y Liderazgo Joven y en Twitter @viviendaspet”.
Sobre los retos que enfrentan para que su idea sea haga realidad, concluyó: “Principalmente, la incredulidad de la gente ante la idea de que es una opción viable, además de crear conciencia para reciclar y tomar acciones ecológicas. Hoy que nos estamos sensibilizando ante los desastres naturales se necesita entender que la Tierra nos está dando un mensaje.
Sabemos que el cambio climático es una realidad, pero hay gente a la que no le conviene aceptarlo. Otro reto será saber cuántas botellas se han recolectado, porque afortunadamente los centros de acopio y bodegas que nos han prestado están saturadas”.