Después de todo lo que has conseguido durante la temporada de carreras populares, no es necesario que prescindas del placer de tus entrenamientos tan sólo porque sea verano. Disfruta con normalidad de tu deporte favorito evitando los peligros estivales.
Con la llegada del verano el organismo se adapta a las altas temperaturas, pero ello supone un esfuerzo extra. La sudoración rápida y fácil se pone en marcha. Pero hemos de pagar un tributo a esta función fisiológica tan común en estas fechas. Nos encontramos algo más débiles y con mayores necesidades hídricas. Evitar los calambres, el agotamiento o un “golpe de calor” debe ser nuestro objetivo cuando entrenamos y competimos ahora.
El metabolismo sólo trabaja si se mantiene dentro de un estrecho margen de temperaturas que van de los 36,7º C a los 36,9º C. El exceso de calor debe eliminarse durante el ejercicio; si no es así, la temperatura corporal llega a subir a niveles peligrosos en poco tiempo.
Al empezar el verano deberemos ir aclimatándonos a las nuevas temperaturas buscando horas de entrenamiento adecuadas y, si no podemos elegir, bajando el ritmo de entreno o, en todo caso, mejorando la hidratación. Por la mañana temprano, o al atardecer, evitaremos las “horas-punta” de calor, las más peligrosas.
Si, por vacaciones o alguna competición, vamos a la playa y no estamos acostumbrados a esos climas más húmedos, los primeros días de entrenamiento cuidaremos la hidratación cada 15 ó 20 minutos, pues vamos a observarnos sudando con mayor facilidad, incluso habiendo elegido las primeras o las últimas horas del día.
Nuestro consejo es beber agua con regularidad acompañada, si procede y es vuestra costumbre, de sales minerales, en las proporciones que aconsejan los fabricantes y no en otras.
No estaría de más tomar un buen complejo mineral y vitamínico si, tras entrenar varios días sudando mucho, notas cansancio importante.
NO TE OLVIDES QUE…
● Has de hidratarte a conciencia bebiendo agua, zumos y bebidas con electrolitos.
● Correr descalzo (por ejemplo, por la orilla de la playa) es el caldo de cultivo de lesiones como tendinitis o esguinces.
● Debes realizar una “compresión” hacia el calor; aclimatarte poco a poco a las nuevas temperaturas veraniegas sin hacer barbaridades.
● Tus pies van a sudar más y eso se traduce en una mayor aparición de ampollas. Usa polvos de talco para prevenir esta molestia.
● Los ojos y la garganta son la parte más sensible a las picaduras. Mantén la boca cerrada cuando te acerques a insectos y usa unas gafas protectoras.
● Tienes que llevar una dieta adecuada, rica en frutas y verduras, para huir de posibles cólicos o diarreas.
● Has de correr al comienzo o al final del día para evitar el daño de los rayos solares; si no, utiliza una crema con la protección necesaria para tu piel.
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