Con el arribo de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica, los lazos de integración “naturales” e “institucionales” entre México y ese país, no sólo tienden a debilitarse, sino a romperse definitivamente, afirmó Miguel Ángel Vázquez Ruiz, académico del Departamento de Economía y coordinador del Posgrado en Integración Económica de la Universidad de Sonora.
Para México, sostuvo, el vuelco en esa relación con el nuevo gobierno de Estados Unidos abre la posibilidad de replantearse la conformación de su estructura económica y su forma de inserción en el escenario de la globalización.
Indicó que entre algunos de los aspectos que ahora mismo deben ser parte de la agenda de nueva orientación nacional, están, por ejemplo, en la riqueza petrolera de México, que aún tiene vida y potencial.
“Y es que, de otra manera, no tendría sentido que empresas de otros países, vinculadas con la actividad de petróleo, estén participando en las rondas para explorar, explotar, producir, exportar y distribuir petróleo”.
En este sentido, añadió Vázquez Ruiz, el gobierno mexicano debería de abrir un espacio para replantearse la reforma energética, así como la refinación para producir gasolina y aceites, lo cual implica mantener, modernizar y fortalecer Pemex, mientras que simultáneamente se avanza en la creación de infraestructura para generar formas alternas de energía.
Indicó que otra estrategia es que el gobierno de México debe plantearse una política hacia el sector agrícola que permita comenzar un proceso que paulatinamente disminuya la enorme dependencia alimentaria que México tiene: se importa el 80% del arroz y más del 40% del frijol y maíz que consumimos.
Por otro lado, agregó, debe defender los bajos aranceles de productos en los cuales México es competitivo, como son los casos del aguacate, fresas, tomate, espárrago y de hortalizas en general.
En caso de que Estados Unidos tome medidas arancelarias para bloquear la entrada de estos productos, señaló que la opción es diversificar mercados hacia países ávidos de productos frescos y de buena calidad (Canadá, Asia, Europa y los de América del Sur).
Puntualizó que se debe emprender un proceso de nueva industrialización con una dinámica de sustitución de importaciones selectiva que aproveche la experiencia histórica en materia industrial, más los aprendizajes y la tecnología acumulados en el modelo exportador vigente.
“México puede relanzar la producción de bienes de consumo, intermedios e incluso de capital, formando agrupamientos industriales en las regiones del centro, occidente, centro norte y noroeste del país, y en este sentido llevar la industria hacia lugares que cuenten con materia prima, insumos y capital humano”, sostuvo.
Finalmente, planteó que en este momento es básico y muy importante el conocimiento acumulado y la investigación que se hace en todo el país.
“Los centros de investigación y las universidades son instituciones que dependiendo de recursos públicos deberían de ser convocadas por el gobierno para que a nivel local y regional realicen diagnósticos precisos sobre fortalezas productivas y ubicación de nichos de mercado a nivel nacional e internacional. Nunca como ahora se requiere de los vínculos entre gobierno, empresas e instituciones de educación e investigación”, concluyó.
Por Jesús Alberto Rubio
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