Características y diferencias de los estilos arquitectónicos

Características y diferencias de los estilos arquitectónicos

Características y diferencias de los estilos arquitectónicos

Escrito por Julia Daudén | Traducido por Fabian Dejtiar

En el caso de la historia de la arquitectura, es interesante comprender cuáles fueron los principales movimientos y estilos consagrados que surgieron a lo largo del tiempo, como sus reacciones, continuidades o rupturas, en relación a lo que se venía produciendo antes. De esta forma, presentamos a continuación algunos de los estilos y movimientos arquitectónicos más influyentes de la historia, sus características y singularidades.

Clásico

Lo que se entiende como Arquitectura Clásica se refiere a la producción de edificios de la Grecia Antigua desarrollados en el período entre los siglos VII a.C y IV a.C. Sus principales ejemplares son los templos religiosos de grandes dimensiones construidos en piedra, proyectados a partir de principios de orden, simetría, geometría y una creación de perspectiva. Una característica marcante de su expresividad son las columnas, que establecieron lo que se conoció como los “órdenes” arquitectónicos dórico, jónico y corintio.

 

Ruínas del Partenón de la Acrópolis de Atenas, Grécia. © Kristoffer Trolle via VisualHunt.com / CC BYRuínas del Partenón de la Acrópolis de Atenas, Grécia. © Kristoffer Trolle via VisualHunt.com / CC BY

 

Románico

Generado en Europa entre los siglos VI y XI, este estilo arquitectónico tiene una importante relación con el contexto histórico en el que se inserta. En un momento en que los países europeos luchaban entre sí y se protegían de invasiones, las construcciones inspiradas en la arquitectura de la Roma Antigua Republicana se caracterizaban por tener paredes gruesas y resistentes con aberturas mínimas en arcos semi-circulares.

 

Catedral de Santiago de Compostela. © Luis Miguel Bugallo Sánchez, via Wikimedia. Licencia CC BY-SA 3.0

 

Gótico

Lo que hoy en día conocemos como arquitectura gótica tuvo como nombre original Opus Francigenum, u “Obra Francesa”. Tuvo su origen en la alta Edad Media de Francia, entre los años 900 y 1300. Fue sólo durante el período Iluminista que acuñó el término “gótico” para referirse a la arquitectura vertical y majestuosa de los ejemplares producidos en ese período. Así como ocurre con el estilo románico, las principales obras góticas están relacionadas con construcciones eclesiásticas.

 

Catedral de Reims. © Johan Bakker, via Wikimedia. Licencia CC BY-SA 3.0

 

Barroco

En el siglo XVI, con Europa bajo régimen monarquista, la arquitectura barroca comienza a expresarse con gran fuerza en los edificios sacros, dado que gran parte de su producción aborda los esfuerzos del movimiento de Contrarreforma, que negaba el norte racional de simetría propuesto por el Renacimiento y buscaba una plasticidad de forma más intensa, emotiva e imponente a través de un diseño sinuoso. Con ornamentos y elementos que buscaban establecer un sentido de dramaticidad en las obras, la arquitectura barroca recurría a los elementos estructurales como verdaderas plataformas para los elementos decorativos.

 

Igresia de Jesús en Roma. © Alessio Damato, via Wikimedia. Licencia CC BY-SA 3.0

 

Neoclásico

A partir del siglo XVIII, la arquitectura del período neoclásico inició los esfuerzos para retomar el lenguaje de lo que se produjo en la antigüedad clásica griega y romana. Su expresión se relaciona fuertemente con el contexto social y económico en el que se inserta, la Revolución Industrial en Europa y un momento en que estudiantes de clase media-alta inauguraron la tradición del Grand Tour. El retorno a las raíces de la producción cultural europea de ese momento hace resurgir una arquitectura de orientación racional y simétrica que se origina como una respuesta anti-barroca. Este movimiento se extendió por un largo período, hasta el siglo XIX, y se manifestó en varios países, lo que estableció diversos momentos y rasgos diversos en el conjunto de su producción.

 

Altes Museum, Berlin. © Avda, via Wikimedia. Licença CC BY-SA 3.0

 

Beaux Arts

El estilo académico tiene origen en la Escuela de Bellas Artes de París, a mediados de los años 1830. Por un lado estableció un lenguaje que hacía referencia a otros períodos, como el neoclasismo francés, el gótico y el renacentista, pero por otro empleó materiales modernos en sus obras, como el vidrio y el hierro. A pesar de haber surgido en Francia, ese estilo estableció relaciones con la arquitectura norteamericana. En términos formales, los edificios de este movimiento presentan una ornamentación escultórica mezclada con líneas modernas.

 

Grand Central Terminal, Nova Iorque. © Eric Baetscher, via Wikimedia. Licencia CC BY-SA 3.0

 

Art Nouveau

Estilo internacional enfocado en la arquitectura y las artes decorativas, recibió varias nomenclaturas, como Jugendstil, o “arte de la juventud”, en alemán. Sus principios sirvieron para orientar la producción de diversas áreas, como la arquitectura, la pintura, el diseño de mobiliario, la tipografía, entre otros. Como reacción a los estilos eclécticos que predominaban en Europa en el siglo XIV, el Art Nouveau se manifestó en la arquitectura a partir de los elementos decorativos: los edificios, repletos de líneas curvas y sinuosas, incluían adornos inspirados en formas orgánicas de la naturaleza.

 

Entrada de la estación de metro Porte Dauphine en Paris. © Moonik, via Wikimedia. Licencia CC BY-SA 3.0

 

Art Déco

Justo antes del estallido de la Primera Guerra Mundial, surgió en Francia el estilo Art Déco, que al igual que el Art Nouveau, influenció diversas áreas del diseño y la arquitectura. Combinando un diseño moderno con elementos artesanales y materiales de lujo, el movimiento representó en su auge un momento de gran creencia en el progreso social y tecnológico en el continente.

 

Théâtre des Champs-Élysées, Paris. © Coldcreation, via Wikimedia. Licencia CC BY-SA 3.0

 

Bauhaus

Desarrollada en el marco de la primera escuela de diseño del mundo, la arquitectura moderna propuesta por la Bauhaus se encontraba inserta en un discurso que iba desde el diseño de mobiliario a las artes plásticas, en una postura de vanguardia para la Alemania de finales de la primera década del siglo XX. La producción industrial y el diseño de productos se encontraban absolutamente presentes en las propuestas arquitectónicas de la escuela, que adoptan una fuerte postura que evita referirse a herencias o referentes pasados.

 

Bauhaus Dessau. © Thomas Lewandovski

 

Moderno

A grandes rasgos, el conjunto de los movimientos culturales de la primera mitad del siglo XX se conoció como Movimiento Moderno. Se trata de un momento de producción en la historia que ha tenido diversos representantes en varios países: se podría decir que la escuela de la Bahuaus fue pionera del movimiento moderno en Alemania, Le Corbusier en Francia, Frank Lloyd Wright en Norteamérica, e incluso inspiró el Movimiento Constructivista en Rusia.

 

Casa Weissenhof-Siedlung en Stuttgart, proyecto de Le Corbusier. © Andreas Praefcke, via Wikimedia. Licencia CC BY 3.0

 

Post-moderno

A partir de 1929, con el inicio de la Gran Depresión, se inaugura una corriente de crítica a la arquitectura moderna que se establece hasta el final de la década de 1970. La arquitectura posmoderna tiene representantes en América y Europa, propone algunos principios centrales del modernismo a partir de una nueva perspectiva histórica y compositiva, tanto en discurso, como manifiestos y proyectos construidos. Se adaptaron diversas estrategias de debate y cuestionamiento, por medio de una vertiente de ironía que tenía un intenso interés en la investigación de la cultura popular.

 

Portland Building, proyecto de Michael Graves. © Steve Morgan, via Wikimedia. Licencia CC BY-SA 3.0

 

Deconstructivismo

En la arquitectura deconstructivista es donde se comprende de forma más amplia el posmodernismo. Es una corriente inaugurada en los años 1980 que pone en cuestión los preceptos de proyecto y los procesos de formulación de diseño, a partir de la incorporación de dinámicas no lineales en el raciocinio de la disciplina. Con una continuidad que perdura hasta la producción contemporánea, esta tendencia se relaciona con dos principales líneas de inspiración: la deconstrucción, corriente de análisis literario y filosófico de los años 1960 que repite y desmonta los modos tradicionales de pensamiento; y el constructivismo, movimiento artístico y arquitectónico ruso de principios del siglo XX.

 

Parc de la Villette, proyecto de Bernad Tschumi. © victortsu on Visual Hunt / CC BY-NC

 

 

 

 

 

Fuente:

 

 

 

 

 

¡Suscríbete a nuestro newsletter!  Recibe en tu correo las últimas noticias del sector de la construcción, medio ambiente, energías sustentables, arquitectura, turismo y más.

Encuentra y lee nuestra revista digital de este mes aquí

 

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *