El Gran Árbol. La victoria sobre el ineficaz modelo de desarrollo económico insostenible.

El Gran Árbol. La victoria sobre el ineficaz modelo de desarrollo económico insostenible.

El Gran Árbol.

La victoria sobre el ineficaz modelo de desarrollo económico insostenible.

  1. Eunice Murúa. CIAD, AC- Mazatlán.

Derivado de la situación dada recientemente sobre un árbol que se encuentra sobre el arroyo jabalíes en Mazatlán, diversos colectivos de ciudadanos acudieron a la Bióloga Eunice Murúa del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo A. C. Unidad Mazatlán, y quien también promueve la arborización de la ciudad de Mazatlán con especies nativas, para cuestionar el estado de salud de dicho árbol, y las ventajas o desventajas de su tala, por lo que después de una valoración rápida manifiesta lo siguiente:

“El estado de salud del árbol es excelente, es un Ficus pertusa, de la familia Moraceae, atinadamente identificado por mi colega Guillermo Otero, su corteza, su follaje, sus raíces aferradas a la vida del arroyo, reflejan el sublime estado en el que se encuentra, que tal vez, puede ser derivado de las descargas de aguas urbanas de la zona, las cuales han permitido que el árbol adquiera los nutrientes necesarios para desarrollarse prácticamente en óptimas condiciones.

Concluir si cortamos el árbol o no, es una decisión que requiere de un análisis exhaustivo, se supone que la obra, que es del Gobierno del Estado de Sinaloa, tiene o debería tener una Manifestación de Impacto Ambiental, la cual ya debió ser evaluada y aprobada por la misma Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), y con toda seguridad fue aprobada, pues antes de proceder a las obras se solicitan opiniones técnicas y públicas.

 

el gran árbol

 

Por un lado se argumenta que un colectivo de ciudadanos residentes del fraccionamiento Jacarandas está solicitando la tala de la vegetación, incluidos árboles de mangle distribuidos en la zona, con el fin de salvaguardar las vidas de los pobladores de ese fraccionamiento. Dudo mucho que se pueda retroceder esa decisión que ya está tomada, pasando por alto no sólo el valor ambiental que este árbol aporta como potencialmente valioso para restauración ecológica, sino el valor social que ha acompañado a las familias de esta zona por más de 40 años, entonces hay mucho más que considerar antes de tomar una decisión.

Este árbol, si bien no pertenece a la flora nativa de Sinaloa, si es un árbol nativo a nuestro país, si analizamos el espacio en donde está desarrollado, es muy posible que haya nacido “solo” es decir, algún ave o la misma lluvia trajo su semilla a este lugar y aquí encontró las condiciones óptimas para su desarrollo, hasta me puedo aventurar a decir que este árbol llegó primero que los pobladores de este fraccionamiento.

Entonces ¿quién tiene derecho a quedarse?… responde en tu mente y ahora te retroalimento: casi todos los ecosistemas del planeta han sufrido una transformación drástica debido a nuestras actividades, el avance de la urbanización es una de ellas, en este arroyo, no solo se ha deforestado la vegetación, sino que se ha destruido el humedal, junto con toda la fauna y flora autóctona, lo que, por ende, afecta en la permeabilidad del suelo y ¿qué crees? promueve las inundaciones, ¿irónico no?

Mientras en otros países del mundo se impulsa la restauración del paisaje con plantas nativas que atraen aves e insectos, y que además los coloque en la tendencia de sostenibilidad, la cual no está en contra del desarrollo, de ninguna manera, sino que refleje un cambio de paradigma, tanto en los procesos de diseño de las ciudades en las que se busque afectar lo menos posible al medio ambiente pero también buscando el rescate de lo que aporte el mejor beneficio para la sociedad.

Aquí en Mazatlán se ve como un sueño difícil de lograr, pero podría ser un horizonte posible, ¿cómo? La fuerza ciudadana, un pequeño grupo de jóvenes se aferró tal vez con el único argumento que tienen: “aquí crecí, jugué descansé, besé por primera vez, bajo su sombra” y con el puño de su mano llevado al corazón, nace el proyecto El Gran Árbol… 

 

el gran árbol

 

La fuerza ciudadana logró y fue ratificado por el Secretario de Desarrollo Sustentable del Estado Carlos Gandarilla que no será derrumbado, no se talará el Gran Árbol, ¿y los demás árboles? Los que con argumento científico, ecológico y social han manifestado mis colegas Sergio Valle y David Ocampo, defensores del medio ambiente de Mazatlán, invitan e incansablemente a los tomadores de esas decisiones tan importantes a reflexionar sobre el futuro próximo del desarrollo de Mazatlán.

Bueno, es que este es el Gran Árbol, dejemos de lado el ecologismo radical, ese que nos pone a los biólogos en un estigma de “ecolocos”, este árbol no merece ser talado por la simple y sencilla razón de que existe un vínculo muy estrecho entre él y las personas que viven a su alrededor.

El Gran Árbol, posiblemente no es nativo, ni protegido por Normas Oficiales, ni endémico, tal vez mucho menos estará en peligro de extinción, pero, le ha dado a la gente un espacio de encuentro y recreación, los psicólogos le llaman “Apropiación del Espacio” y curiosamente se apoya en la idea de que la praxis humana es a la vez instrumental y social, y que de su interiorización surge la conciencia.

Quienes defienden la idea de que el árbol permanezca en su lugar, han adquirido esa conciencia, el árbol les ha dado identidad, apego (afectos, emociones, sentimientos, creencias, pensamientos, conocimientos, acciones, conductas, etc.) derivado del tiempo de residencia y la percepción de las características físicas del entorno, las personas no dejarían que se tale este árbol no por razones “ecológicas” y vaya que las hay, sino por esta apropiación del espacio.

A un lado del Gran Árbol, se encuentra una iglesia, al otro un jardín de infantes, al otro lado lo que queda del arroyo, ¿por qué no aprovechar esta apropiación de este espacio que nos brinda el Gran Árbol como una propuesta de agenda social?

Una propuesta cercana a lo que podríamos llamar “empoderamiento de la comunidad”, cercana a los propósitos preocupados por la construcción de la ciudadanía a través de su participación en las decisiones públicas y fundamentales también en las pretensiones de sostenibilidad.

En este sentido, considero que el fortalecimiento y la vertebración del tejido social –a partir de la apropiación del espacio– es una premisa indispensable para la sostenibilidad. Pero la vertebración social con frecuencia se plantea por los tomadores de decisiones “desconectada” de las otras dimensiones (económica y ambiental) de este denominado “desarrollo sostenible”.

Me preguntaron sobre mi postura personal, aquí la tienen, espero que puedan hallarse suficientes argumentos para reflexionar sobre la participación y la reapropiación ciudadana de los espacios públicos como el que generó el Gran Árbol.

Esta reapropiación también incide en lo que llaman, gobernanza participativa, como alternativa para resolver la inequidad e injusticia social, la segregación urbana y el aumento de la exclusión social, entre otros efectos atribuibles al ineficaz modelo de desarrollo económico “insostenible”.

 

el gran árbol

 

 

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