RESILIENCIA

RESILIENCIA

LA SOSTENIBILIDAD SUPREMA Y LA VULNERABILIDAD DE UNA SUPERPOTENCIA

Según la ONU la resiliencia: “Es la capacidad de un sistema, comunidad o sociedad expuesto a la amenaza para resistir, absorber, adaptarse y recuperarse de los efectos de una amenaza de manera oportuna y eficiente, que incluye la preservación y restauración de estructuras y funciones básicas”.

Tres grandes desastres marcan la historia reciente de los Estados Unidos

1.- Agosto de 1992: El Huracán Andrew, una tormenta categoría 5, golpea la costa urbana del sur de la Florida con vientos de hasta 280 km/hora, continúa hasta Luisiana dejando 65 personas muertas, 250,000 sin hogar, 1.5 millones sin energía, 600,000 viviendas dañadas y pérdidas por 27,000 millones de dólares. La industria local de seguros no sobrevive. El Gobierno interviene para llenar ese vacío.

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2.- Agosto de 2005: Trece años después el Huracán Katrina, tormenta categoría 4, golpea la costa urbana de Luisiana y sus estados vecinos con vientos de 230 km/hora, en cuestión de semanas le siguen los huracanes Rita y Wilma. Mueren 1836 personas, 300,000 edificios dañados, el gobierno federal interviene para pagar las cuentas que ascienden a 108,000 millones de dólares, y se emiten nuevos códigos para la construcción a lo largo de las comunidades costeras.

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3.- Octubre de 2012: Siete años más tarde, el huracán Sandy categoría 1, golpea las densas áreas metropolitanas de Nueva York, Nueva Jersey con vientos de 160 km/hora, 286 personas mueren, 300,000 edificios dañados, 8.5 millones de personas sin energía eléctrica y 68,000 millones de dólares en pérdidas, una vez más el gobierno paga la factura y se actualizan los códigos de construcción nuevamente.

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En total estos tres eventos mataron a 2,187 personas, destruyeron 1.2 millones de casas y edificios, costando 250,000 millones de dólares al país, sin contar las pérdidas indirectas, como son productividad, servicios de salud, ingresos, etc.

Lo más alarmante es que esta devastación se produjo sólo en la costa este y por un solo tipo de peligro, el entorno falló de una forma que no debería hacerlo. Su capacidad de Resiliencia resultó ser muy baja. El botón de pánico fue presionado varias veces para revelar que la Capacidad de Respuesta a Emergencias era deficiente.

De acuerdo a la Agencia Federal de Estados Unidos para la Gestión de Emergencias (FEMA) el número de declaraciones de desastre se ha duplicado en los últimos 20 años, un gran número de factores están detrás de estos eventos, y parece que Estados Unidos se ha vuelto más propenso a los desastres.

Si la nación más construida y desarrollada es tan vulnerable, ¿Qué tan preocupados deberíamos estar nosotros?

Estos mismos tres eventos sólo forman la punta del iceberg del desastre de los Estados Unidos, si revisamos los tornados, la conclusión es similar, las inundaciones, es la misma historia. Invertir hizo de los Estados Unidos una superpotencia, pero en lo que respecta a la inversión en resiliencia a los desastres naturales, parece haberse convertido en el talón de Aquiles de esta gran nación.

Cada día esta magnitud de desastres se incrementa en todo el mundo, el impacto económico puede ser absorbido por el gobierno estadounidense, pero sin duda sería insoportable para el resto del mundo.

El modelo de los Estados Unidos puede no servir como un ejemplo de cómo no se debe desarrollar, el desarrollo no resiliente resulta muy costoso, también desperdicia recursos naturales y afecta fuertemente al medio ambiente y hasta este momento también el movimiento verde parece haber ignorado esto.

¿Cómo pueden las ciudades continuar su desarrollo siendo más resistentes a la destrucción, es decir, como deben invertir para incrementar su capacidad de resiliencia? La respuesta obviamente requiere en lo particular un análisis de las causas de vulnerabilidad y trabajar con los resultados obtenidos.

El incremento de personas y equipos en los grupos de primera respuesta es importante y necesario, pero requerimos balancear para invertir en prevención, estamos preparados para atender emergencias y desastres, pero no sería también prudente en pensar en resiliencia para evitar que las cosas pasen.

En el film Titanic, parte de la gran tragedia de pérdidas humanas se debió a que debería haber habido más lanchas de rescate y chalecos de flotación, cuando deberían haber mejorado la nave.  

¿Cómo andamos en este tema en Sonora y en todo México?

Reconocimiento del autor: Por lo pronto y en esta colaboración con El Constructor, envío un reconocimiento y saludo a todos los primeros respondientes de Sonora y asimismo a las actuales autoridades de Protección Civil por sus labores de prevención y de actualizar su legislación, dará valor a la resiliencia en Sonora.

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POR: ING. VÍCTOR DEL CASTILLO ALARCÓN
Ing. Químico, IPN
Premio Nacional al Medio Ambiente 2011
vadelcastilloa@gmail.com

 

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