Ría hoy, en abril… ¡siempre!

Ría hoy, en abril… ¡siempre!

Ría hoy, en abril… ¡siempre!

Esta columna de Humor Constructivo, buscará siempre que lo que le escribamos sea para que lo lea, se recree y sobre todo se ría. Se reirá si le cae bien y si es malo, también hay que reír, ya que en ocasiones pasa que al contarlo a otros dicen: “está tan malo que me carcajee y casi me moría de risa”.

Hay chistes muy tontos, tan tontos que causan una buena carcajada. Además, si uno aprende a reírse de sí mismo, tendrá aún más salud, así que pues ría y ríase con ganas, por su salud.

Y para contribuir a que tenga buena salud aquí van unos buenos o malos chistes, según su criterio.

 Estaban tres amigos ingenieros platicando de cómo se construiría el cuerpo humano y empezaron a discutir quien lo habría diseñado tan bien.

 El primero que opinó dijo: Obviamente, el que lo hizo era un ingeniero mecánico, fijase en las articulaciones, en los huesos de la mano, en…

 A lo que el segundo lo paró y  externó su opinión: No hombre, fue un ingeniero eléctrico, fijase en el sistema nervioso, en lo complejo que es el cerebro, en…

 El tercero no se quedó atrás y con voz de conciliadora, les dijo: esto lo hizo un ingeniero civil; a nadie más se le ocurre poner un desagüe tóxico al lado de un área recreativa.

¿Otro más?…

Un ingeniero paleolítico había llegado a imaginar un carro, y quería construirlo. Pero no tenía ruedas. Entonces primero construyó un prototipo de rueda cuadrada, y cuando las puso en el carro y lo probó se dio cuenta de que el carro iba dando botes y resultaba incómodo.

 Empezó a pensar en la forma de resolver el problema, y llegó a la conclusión de que la causa eran las esquinas de las ruedas cuadradas, así que la primera solución que se le ocurrió fue la de eliminar las esquinas, pero no sabía cómo. Así que la siguiente idea fue: “Ya que no sé cómo eliminar las esquinas, al menos podría hacer que su efecto fuese menor”. Entonces intentó minimizar el número de esquinas y el siguiente prototipo de rueda fue…  triangular.

Y aquí va el último.

Dos estudiantes de ingeniería estaban caminando por el campus cuando uno de ellos dijo: “¿De dónde sacaste esa magnífica bicicleta?”

 El segundo contestó: “Bueno, yo estaba caminando por ahí ayer, pensando en mis trabajos, cuando una hermosa mujer apareció sobre esta bicicleta.

 Tiró la bicicleta al suelo, se quitó toda su ropa y dijo: “Toma lo que quieras”.

 El segundo ingeniero cabeceó afirmativamente:

“¡Buena elección! ¡La ropa probablemente no te hubiera quedado bien!

 

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